Newsletter 44 «La España que Reúne»

Las reuniones preparatorias del Consejo Europeo de los días 20 y 21 de octubre son una buena muestra para calibrar el peso real que tiene España tanto en las decisiones europeas como en el ámbito internacional. En momentos de crisis geopolíticas como la actual, la política exterior se vuelve un vector estratégico para revaluar la posición de países como España. ¿Estamos aprovechando razonablemente bien esta coyuntura? La respuesta no es clara: existen demasiadas contradicciones e incógnitas que no facilitan aclarar nuestra posición.

Desgraciadamente no somos los únicos. La propia Unión Europea se encuentra en un momento plagado de incógnitas y de falta de referencias de liderazgo claras para afrontar no sólo el conflicto muy cerca de sus fronteras con Rusia, sino también para otro ‘salto adelante’ en su construcción interna. Así lo reconoce el representante para la política exterior europea Josep Borrell, el cual con su actual capital político en sí mismo contribuye a mitigar las contradicciones e incógnitas de la posición española. “Tratamos de exportar nuestro modelo, pero no pensamos lo suficiente en cómo los demás lo percibirán. Y les dices: ‘Este es un modelo, es el mejor, así que tienes que seguirlo’. Por razones culturales, históricas y económicas, esto ya no se acepta”, dijo Borrell a los cuerpos diplomáticos europeos. Y les espetó: “Recuerden esta frase: Es la identidad, estúpido”.

Esta última frase, es imprescindible ya que cada vez más, algunas identidades están surgiendo y dispuestas a ser reconocidas y aceptadas y no fusionadas dentro del enfoque ‘Occidental’. Europa está perdiendo posiciones relevantes (incluso en materia económica) y debe poner atención en el resto del mundo. Hay que dejar de pensar que sabemos mejor qué es lo que interesa a los demás sin preocupamos por conocerlo. ¿Cómo se pueden corregir todos estos problemas? ¿Qué deben hacer entonces los embajadores de la UE? El jefe de la diplomacia de la UE lo resume en esta regla de oro: «Tomen más la iniciativa. Prepárense para ser audaces«.

La fuerza del discurso de Borrell es difícil encontrarla en la acción exterior española de los últimos meses y, muy especialmente, en las últimas semanas. Conscientes de la responsabilidad de ostentar la presidencia de turno de la UE en el segundo semestre de 2023, el Gobierno español mueve sus fichas comunicacionales e intensifica su agenda de reuniones con otros mandatarios europeos sin que estos reconozcan en el fondo un liderazgo de España. Por ejemplo, para Alemania, no va más allá de la utilidad que pueda tener España para acciones concretas como construir un gasoducto que le otorgue independencia energética, a sabiendas de que la relación de España tanto con Francia como con Argelia pasa por sus horas más bajas.

Al mismo tiempo, a pesar de que la ministra Robles intentó explicar qué estaba ocurriendo, la ausencia de España en la estrategia alemana de escudo antimisiles es una señal relevante sobre su lugar. Así, nos encontramos en un momento en el que es más visible que nunca la distancia entre las fotos y los hechos, entre la realidad y el relato. Es necesario un debate profundo en un sentido estratégico que sólo se podrá poner en marcha si la ciudadanía es consciente de la importancia que tiene.

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