Rufián descubrió a James Bond

Esto del prusés ha alimentado una serie de personajes de lo más variopinto. Gabriel Rufián es de los que competirían en el palmarés por el premio al más avezado para seguir apegado al momio y al sueldo público. Un día puede decir que se irá del Congreso en dieciocho meses, puede sacar una impresora en sede parlamentaria, perdonar un par de vidas a cualquier diputado que se le cruce por el camino, ser copartícipe de un golpe de Estado o pactar con los que decía eran unos botiflers (traidores en el argot nacionalistas catalán). No es casualidad que este personaje surgiera de una organización impulsada desde la ANC llamada Súmate que básicamente eran castellanohablantes que querían la independencia de Cataluña. Si se fijan bien (y puede ser un entretenimiento divertido) quienes han encabezado esta organización son el arquetipo que el nacionalismo tiene de los que no somos “catalanes de pura raza”, a los que nos denominan charnegos, tanto Gabriel Rufián como Eduardo Reyes encajan perfectamente en el estereotipo que subyace bajo el supremacismo cultural e identitario del nacionalismo.

Pues bien, aquí tenemos a Rufián, una vez más, cumpliendo diligentemente lo que sus jefes en Barcelona le han mandado, esta vez dinamitar -quizás definitivamente- los puentes que les unían a sus otrora socios separatistas. Desde luego los objetivos, momento y ejecutor son ideales para ERC. Empezaré por el final, el ejecutor es ideal porque ya empieza a molestar, quieren desplazarlo, de ser portavoz en el Congreso a ser candidato a las municipales de su pueblo (vamos todo un ascenso), es una pieza sacrificable (políticamente hablando) y, por tanto puede quemarse -y se dejará quemar- con tal de poder seguir teniendo un sueldo público. El momento esta muy bien escogido porque en una sociedad tan tensionada como la nuestra no es hora de apostar por radicalismos. Y, cómo no, hablemos de objetivos.

«El potencial votante nacionalista no entenderá cómo es posible que la llamada “Revolución de las Sonrisas” estuviera flirteando con autócratas como Putin«

Los objetivos de esta operación, en mi opinión, serían varios. Por un lado, la imperiosa necesidad que tiene ERC de alejarse lo máximo posible de la más que evidente relación entre el separatismo y la Rusia de Putin, como si los republicanos andaban por ahí y no sabían nada de lo que pasaba en el gobierno en el que ellos estaban. Este es un movimiento inteligente porque el potencial votante nacionalista no entenderá cómo es posible que la llamada “Revolución de las Sonrisas” estuviera flirteando con autócratas como Putin y queriendo meter a todos los catalanes en una situación que hubiese sido imposible y de consecuencias imprevisibles. Los de ERC están visualizando que el relato victimista se les está cayendo a pasos acelerados y necesitan culpar al otro de estas veleidades belicistas y estas geopolíticas de monopoly. La pregunta es que si ellos no sabían nada ¿por qué bloquearon todas las iniciativas que se plantearon en el Parlamento catalán que reclamaban transparencia en las agendas internacionales de los que ahora están bajo sospecha de colaborar con los servicios de información de Rusia? Algo huele a podrido en el separatismo y están en modo “sálvese” quien pueda.

Por otro lado, no hay que olvidar lo me que gusta denominar el “factor Moncloa”, esto es, la necesidad de que la mayoría Frankenstein tenga un relato light para justificar la existencia de la misma. Estamos ante una maniobra que interesa al gobierno Sánchez para que los republicanos aparezcan como la parte engañada y moderada del matrimonio separatista porque sino ¿cómo vender que se está contando con quienes -presuntamente- estaban colaborando con potencias extranjeras para romper nuestro país y desestabilizar a la Unión Europea? La situación de emergencia bien merece una ruptura entre ERC y Junts, si no la estabilidad y la credibilidad de Moncloa estaría (aún más) en entredicho. Las imágenes de Ucrania son demasiado duras como para maquillarlas con las estrategias habituales de propaganda monclovita.

«Lo que se puede estar gestando es otro tripartito entre ERC, los Comunes y el PSC pero con este último fuera del gobierno dando estabilidad…«

El último objetivo que se vislumbra en el horizonte es la vía libre para la reconstrucción del poder y el gobierno catalán. Tendríamos una ERC que quiere consolidarse como la nueva CiU que negocia con “Madrid”, un partido que quiere aparecer como moderado y, sobre todo, mantener el poder en Cataluña y la influencia en Moncloa. Esto podría traducirse por algo que lleva mucho tiempo cociéndose: la ruptura del actual tripartito. Como comentaba más arriba, lo de Rufián (el Sacrificable) es la voladura de los puentes entre separatistas y muy probablemente el fin del gobierno catalán, sin embargo, cabría preguntarse ¿esto significaría un adelanto electoral? Sinceramente creo que no, el relato de moderación y alejamiento de Puigdemont junto a la necesidad de estabilidad de Moncloa más lo bien que están los republicanos en las moquetas del poder catalán, me dice que lo que se puede estar gestando es otro tripartito entre ERC, los Comunes y el PSC pero con este último fuera del gobierno dando estabilidad…

Finalmente, decir que por mucho relato buenista y moderado que quieran hacer, recordar que los actuales dirigentes de ERC estuvieron en los hechos de finales de 2017, implementaron una gran campaña de desinformación que buscaba desestabilizar a cualquier precio a nuestro país y a nuestra democracia. Desplegaron una intensa campaña internacional de desprestigio contra nuestras instituciones, buscaron desesperadamente el reconocimiento internacional de su “República”, utilizaron todos los resortes posibles en ese ámbito (algún día debería escribir sobre todos los devaneos internacionales del separatismo) y ahora dicen que ellos no sabían nada, que pasaban por ahí. Si esto es así ¿por qué siguen activando “embajadas” y ni si quiera ya disimulan diciendo que son para “internacionalizar el proceso” separatista?

Solo espero que la sociedad catalana despierte de la anestesia nacionalista y vea que todo esto del “prusés” no solo ha sido un engaño sino que, además, estamos ante gente sin escrúpulos que les daba igual el bienestar de los catalanes y solo querían tener más poder pagando el precio que fuese necesario. Como decía, algo huele a podrido en Cataluña y, lo que huele, es el hedor del lodazal del nacionalismo catalán.

Artículo de José Rosiñol publicado en Vozpópuli.

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