Se entiende que la autodeterminación sea una salida adecuada en un proceso de descolonización, pero es difícil asumirlo en una nación históricamente integrada, en donde la interconexión de su población en todos los ámbitos, ya sea afectivo, cultural, social, económico, laboral, en fin, de todo tipo, sea plena como es el caso de España, aunque evidentemente se está deteriorando como consecuencia de las actitudes y procesos secesionistas, que venimos sufriendo desde la Transición y que ningún Gobierno de España ha sabido neutralizar, antes bien, por intereses espurios e inconscientes, todos han propiciado en mayor o menor medida.